A medida que se transforma el carácter de operaciones militares, también aparecen actores nuevos en las guerras contemporáneas. Reclutas y contratistas ceden su nicho a profesionales y empleados de compañías militares privadas, los hombres a las mujeres y los robots reemplazan a las personas.
A juzgar por los modelos de traje militar, equipamiento y tareas diseñados recientemente en países como Alemania, España o EE.UU. en un futuro próximo los soldados se convertirán en unidades de combate extraordinariamente caras y técnicamente complejas. Para aprovechar todas las ventajas de este equipamiento se demandará que los ejércitos del futuro cuenten con un personal bien capacitado. El material bélico también es cada vez más avanzado y, en consecuencia, operarlo es más difícil. Los ejércitos necesitarán de especialistas con muy buena formación, lo que hará que muchos profesionales militares dediquen toda su vida laboral al sector. Por ello decenas de países ya han abolido la leva obligatoria o la combinan con la contratación de militares profesionales.
Al mismo tiempo algunas de las funciones que en el pasado eran exclusivas de las fuerzas armadas se están privatizando. Los gobiernos externalizan cada vez más tareas a empresas militares privadas, como la tristemente conocida Academi.
Las Inteligencias Artificiales que se desarrollan a través de esta clase de compañías no dan la seguridad de tomar decisiones bélicas para dejar por fuera del conflicto a personal civil, el peligro es latente ya que esta clase de IA y maquinas de aprendizaje, se desarrollan de forma autónoma en este tipo de Armas, por lo que no hay un control claro sobre cuales determinaciones tendrán y podrán llevar a cabo en un conflicto bélico y de controlar libertades civiles.
Un comentario
el riesgo de privatizar las milicias es que cuando cometan errores u otras cosas,van a estar respaldados por grandes compañias y eso difilcutaria los procesos