La carta es un llamado al gobierno actual de Venezuela para que negocie y cree un tratado que prohíba el uso de robots letales. En la carta se destaca la importancia del control humano sobre el uso de la fuerza y la protección de los derechos fundamentales. Se menciona que los robots letales carecen de la capacidad de comprender el contexto o mostrar empatía, lo que plantea preocupaciones sobre la responsabilidad moral y las posibles consecuencias catastróficas. También se menciona que los robots letales pueden deshumanizar a las personas y perpetuar las desigualdades existentes. Se expresa la esperanza de obtener una respuesta favorable y un futuro más seguro.